Dos pies, pero muchos problemas - La Farmacia Asistencial
Dos pies, pero muchos problemas

Dos pies, pero muchos problemas

Resumen del contenido:

  • Sudoración de los pies (Hiperhidrosis plantar)
  • Hiperqueratosis: Callos y durezas
  • Verrugas plantares
  • Ampollas
  • Talones agrietados
  • Onicocriptosis (uña encarnada)

Sudoración de los pies (Hiperhidrosis plantar)

La superficie plantar junto con las palmas de las manos son las dos estructuras corporales con mayor cantidad de glándulas sudoríparas, lo que explica que la producción de sudor en estas áreas sea elevada y de ello puedan derivarse molestias u otras alteraciones de la piel.

En referencia a la zona plantar, cuando la secreción sudoral fisiológica es superior a los límites normales nos referiremos a ella como hiperhidrosis plantar. Consecuencia de ello es la maceración y reblandecimiento del de la parte más externa de la piel, y resulta frecuente la formación de eczemas, rozaduras, dermatitis e incluso infecciones secundarias tanto bacterianas como fúngicas en la zona del pie. El exceso de sudor ocasiona otro problema, derivado de la acción que ejerce la flora bacteriana residente en la piel del pie sobre el sudor, descomponiéndolo y generando un olor desagradable (bromhidrosis).

Tratamiento

La higiene diaria, la aplicación tópica de preparados que reduzcan la secreción sudoral o que eviten su descomposición, y el uso de prendas elaboradas con tejidos naturales capaces de absorber el sudor y mantener el pie lo más seco posible son las principales medidas a tomar.

Dentro de los preparados tópicos destinados a corregir o mitigar las molestias de la hiperhidrosis plantar destacan los siguientes:

– Agentes antitranspirantes: destinados a controlar la secreción de las glándulas sudoríparas mediante diferentes mecanismos de acción, según sea su naturaleza.

Antitranspirante muy potente a base de aluminio. Ayuda a prevenir el olor mediante la reducción de la transpiración. Las sales de aluminio pueden irritar pieles muy sensibles. No recomendado en diabetes.

Antitranspirante muy potente a base de aluminio y alcoholes. Especialmente indicado en deportistas. Las sales de aluminio pueden irritar pieles muy sensibles. No recomendado en diabetes.

Tratamiento altamente efectivo a base de alcohol desnaturalizado y sales de aluminio. Disminuye la transpiración durante 3-5 días. Precaución en diabetes y pieles sensibles.

Tratamiento antitranspirante a base de aluminio en forma de crema.

De nuevo un antitranspirante en spray a base de sales de aluminio. Evitar en pieles dañadas o irritadas.

Tratamiento intensivo con sales de aluminio. Normaliza el exceso de sudoración.

– Adsorbentes: retienen en su superficie el sudor excretado, por un mero mecanismo físico, sin interferir en el mecanismo de su producción.

Especialmente indicado para deportistas. El talco y oxido de zinc absorben el sudor, mientras que su perfume neutraliza el mal olor.

Polvos desodorantes para pies y calzado. Elimina el mal olor y regula la sudoración.

Polvos tratantes del sudor a base de talco, óxido de zinc y ácido tánico.

Polvos desodorantes y antitranspirantes a base de ingredientes naturales como el bambú y la salvia que ayudan a proteger los pies y eliminar el olor.

Elimina el exceso de sudor y el mal olor de los pies sin dificultar la transpiración normal, ayudando a mantener los pies frescos, secos y sin olor.

– Desodorantes: actúan modificando o impidiendo que se genere el olor desagradable derivado de la descomposición del sudor. Dentro de este grupo, los agentes antisépticos que ejercen su función mediante el control de la flora bactriana son los más utilizados.

Desodorante en crema de larga duración, sin aluminio ni alcoholes. Ideal para pieles sensibles y que se irritan con facilidad o personas diabéticas.

Spray desodorante y antitranspirante suave. formulado con bambú, salvia y cola de caballo, no contiene aluminio y por tanto no irrita ni reseca la piel.

Hiperqueratosis: callos y durezas

Los callos y durezas son lesiones que atrofian la capa más externa de la piel de la planta del pie, son de aspecto muy semejante, pero se diferencian en su extensión, profundidad y ubicación. Aparecen como consecuencia de malformaciones anatómicas o por el uso de calzado inadecuado, en zonas sometidas persistentemente a una sobrecarga de presión o a rozaduras repetidas.

El rozamiento continuado provoca que la piel se renueve a mayor velocidad. De forma paralela, esta zona, como consecuencia de la presión o roce a la que se halla sometida, sufre una falta de riego sanguíneo que provoca deterioro y muerte de las células de la capa más externa de la planta del pie. La suma de ambos fenómenos se traduce en la formación de una zona formada por células muertas ricas en queratina, una sustancia que engrosa y endurece la zona y que otorga la apariencia física típica de los callos y durezas.

Estas lesiones tienen síntomas muy leves y por tanto son fácilmente soportables, aunque sí puede mermar de forma notable la calidad de vida del paciente.

El callo es una lesión que se produce sobre un área cercana al hueso. Se origina en una zona reducida, pero muy engrosada y que penetra hasta las capas más profundas de la piel en dirección al hueso y puede causar un dolor muy agudo cuando alcanza las terminaciones nerviosas.

Las durezas se desarrollan con una mayor amplitud pero una menor profundidad. Son lesiones superficiales de consistencia dura y rugosa. Se caracterizan por ser lesiones no dolorosas que, por regla general, remiten si se elimina el roce o presión que las origina.

Tratamiento

Cualquier medida a aplicar tiene como principal objetivo rebajar el engrosamiento, ya sea mediante medios mecánicos y/o químicos. Los agentes queratolíticos tópicos actúan reduciendo o eliminado la capa mas externa por acción directa sobre la queratina. El raspado mecánico superficial de la zona engrosada contribuye a eliminar la piel muerta.

Es el medio mecánico más común. Consta de dos tipos de cabezales, según el tipo de dureza.

Suaviza las durezas a base de la acción del ácido salicílico. Efectivo en 7 días.

Se trata de una exfoliación química con métodos físicos. El calcetín contiene un producto exfoliante y debe llevarse puesto 1 hora. Se puede poner bajo el calcetín o zapato habitual.

Suaviza las durezas a base de la acción del ácido salicílico. Efectivo en 7 días.

Las correcciones posturales, tanto en la forma de caminar como en las actitudes estáticas, así como la utilización de un calzado adecuado o correctores ortopédicos resultan imprescindibles para evitar su recurrencia y la reaparición de los mismos.

Aquellos pacientes que sufran enfermedades crónicas debilitantes (diabetes mellitus, insuficiencia vascular periférica, trombos, etc.) y que por un inadecuado tratamiento de la hiperqueratosis hayan podido mostrar una evolución desfavorable convienen que sean evaluados por un médico, así como los que cursan con hemorragia o supuración.

Verrugas plantares

Las verrugas plantares son protuberancias pequeñas y rugosas que aparecen en las plantas de los pies (almohadilla, dedos o talón), causadas por el virus del papiloma humano (VPH). Pueden presentarse aisladas o tipo mosaico, tener diferentes apariencias (planas, en forma de coliflor, etc.) e incluso mostrar pequeñas manchas negras en su superficie (sangre coagulada en los capilares infectados).

Debido a su localización y como consecuencia de la presión que se ejerce sobre la estructura del pie, sobre la verruga suele formarse un endurecimiento de la piel que hace que esta se desarrolle hacia el interior, resultando al final una formación con un aspecto que se asemeja al de una pequeña callosidad. Suele doler cuando el individuo se pone de pie o al caminar y cuando se comprime lateralmente con los dedos (lo que lo permite diferenciarlas de los callos).

Tratamiento

Aunque pueden remitir espontáneamente, es frecuente que se requiera su eliminación para paliar el dolor que generan. Los tratamientos disponibles contemplan la aplicación tópica de preparados queratolíticos (ácido salicílico solo o asociado con ácido láctico; podofilina, etc.), crioterapia (nitrógeno líquido) o la eliminación quirúrgica de las mismas.

Ampollas

Las ampollas son vesículas que se forman en las capas superiores de la piel y que contienen secreción acuosa en su interior. Son lesiones muy molestas y dolorosas, de rápida aparición pero que pueden necesitar varios días para su completa cicatrización. Aparecen como respuesta a la fricción repetida sobre una determinada zona de la piel, habitualmente a causa de calzado estrecho o mal ajustado o por la práctica de actividades deportivas intensas y/o de larga duración.

Una vez formada la ampolla, esta debe protegerse de cualquier roce que provoque el desprendimiento de la piel ya que, además de ser muy doloroso, dejaría una úlcera abierta con el consiguiente riesgo de infección. Si la fricción desaparece, las ampollas drenan espontáneamente a los pocos días de haber aparecido y se forma una nueva capa de piel bajo la ampolla, con lo que la piel ampollada se acaba secando y desapareciendo.

Tratamiento

La prevención es sin duda la mejor medida, para ello deberá elegirse un calzado y calcetines que se ajusten bien al pie y permitan una correcta transpiración, hidratar regularmente los pies y mantenerlos cuidados y libres de callosidades y durezas.

Una vez formada la ampolla, se debe intentar evitar su rotura, por lo que puede recurrirse a la colocación sobre la misma de apósitos específicos que actúan como una segunda piel, la protegen de la fricción y alivian el dolor. Si se decide drenarla, deberá realizarse de forma aséptica y desinfectando posteriormente la zona tratada para evitar una sobreinfección de la lesión.

Talones agrietados

Los talones agrietados son el resultado de la combinación entre el engrosamiento y la extrema sequedad (xerosis) de la piel en la zona del talón. La convergencia de ambos factores provoca la pérdida de elasticidad cutánea y facilita que la piel en torno al talón se agriete bajo la presión corporal. Permanecer mucho tiempo de pie, caminar mucho o utilizar mucho tiempo sandalias y zapatos abiertos puede también favorecer su formación.

En sus inicios suele ser básicamente un problema estético; no obstante, si no se aborda el cuidado de estas fisuras o grietas y se hacen más profundas y se engrosan sus bordes, pueden resultar dolorosas y constituir un riesgo de infección.

Tratamiento

Una correcta y continuada hidratación de la zona mediante la aplicación diaria de una crema de alto poder hidratante ayudará a la remisión de las grietas y evitará la aparición de complicaciones derivadas de su infección. Es habitual que estos preparados incorporen activos con función reparadora y cicatrizante que ayuden al mantenimiento de la piel lisa y sana. Otra opción, especialmente útil en pies muy dañados, es la aplicación de apósitos específicos que aporten protección adicional y aceleren la reparación de la zona, minimizando las molestias.

La eliminación de la piel callosa excesiva con ayuda de la piedra pómez o alguna lima específica ayudará a restablecer el aspecto de la piel, mejorar su flexibilidad y facilitar la penetración de los activos incluidos en las formulaciones aplicadas.

Onicocriptosis (uña encarnada)

La onicocriptosis se caracteriza por dolor, inflamación y eritema en las zonas anexas a la uña del pie, siendo frecuente que esta sintomatología se acompañe de una sobreinfección de la zona afectada. Se produce como consecuencia de una reacción de cuerpo extraño provocada por el incrustamiento de la uña en los pliegues laterales de la uña.

El corte inadecuado de la uña del pie o el uso de calzado demasiado estrecho suele ser el origen de esta patología. Si bien puede producirse en cualquier uña del pie, es más frecuente en la del primer dedo o dedo gordo.

Tratamiento

La prevención será la opción de primera elección; para ello, deberán extremarse las precauciones durante el cortado de las uñas, haciéndolo con un cortaúñas o tijeras limpios e intentando cortar las uñas rectas a lo largo de la punta, sin redondear ni cortar demasiado los extremos.

Una vez desarrollada la inflamación, el objetivo del tratamiento es minimizar el riesgo de infección y favorecer que la uña recupere su localización habitual. Para ello se aplicarán lavados con agua caliente para favorecer el reblandecimiento de la parte sobreengrosada y se masajeará la zona con una crema con urea. Seguidamente, hay que introducir entre la uña y el lecho una pequeña torunda de algodón empapada en solución antiséptica o una seda dental con el fin de forzar a la uña a salir de su encarnamiento.

Hay que examinar periódicamente los pies para poder detectar precozmente cualquier cambio o lesión que requiera valoración médica o podológica.

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